"Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, nos visitará el sol que nace de lo alto" (Lc 1,78)
LA GRAN MISERICORDIA DE NUESTRO DIOS RESPLANDECE COMO UNA GRAN LUZ EN LA DIVINA PERSONA DE JESÚS, ACERQUEMONOS PUES A ESE GRAN "SOL QUE NOS NACE DE LO ALTO" Y QUE ÉL CON SU CALOR DE AMOR Y SU GRAN RESPLANDOR, ILUMINE NUESTRA CEGUERA Y TINIEBLA. QUE SIEMPRE ANDEMOS COMO A PLENA LUZ DEL DÍA PARA NO TROPEZAR.
ÉL ES NUESTRA LUZ, LA QUE DEBEMOS SEGUIR, COMO ES LA VOLUNTAD DEL PADRE; ÉL ES LA GRAN LUZ QUE NO TIENE OCASO.
PORQUE JESÚS ES EL NUEVO DÍA DONDE DEBE ENTRAR TODA CREATURA Y SER TRANSFORMADA POR SU LUZ MARAVILLOSA QUE HA VENIDO DE LO ALTO Y NOS HA NACIDO EN UN PESEBRE. ALLÍ EN ESA PEQUEÑEZ Y SENCILLEZ NACE EL "SOL DE LO ALTO" QUE EL MISMO CIELO NO PUEDE CONTENER; Y DIOS EN SU GRAN MISERICORDIA LO HACE REPOSAR EN UN PEQUEÑO PESEBRE PARA ILUMINAR A TODA CREATURA, TRANFORMAR TODA OSCURIDAD EN LUZ Y HACERLO TODO NUEVO.
